martes, 13 de diciembre de 2011

Adolescencia: mi hijo no estudia, se lleva materias


¡Mi hijo se llevó 6 materias a marzo!, ¡otra vez va a repetir!, ¡es un vago, no quiere estudiar!, ¡la escuela no le interesa!, ¡probé prohibiéndole salir y sigue igual!.
Muchas veces los padres les preguntan ¿Por qué no estudiás? Y no responden nada o dicen, “no me interesa”, “no tengo ganas”. A veces la situación se vuelve desesperante y angustiante para los adultos.


La atención y el deseo de aprender

Para poder estudiar es necesario poder dirigir la atención hacia lo que quiero aprender. La atención es una función activa, relacionada con intereses y deseos, implica dirigir el interés hacia un determinado objeto, contenido o situación y sostenerlo; para lo cual también hay que posponer otros deseos o necesidades inmediatas. Alicia Fernández en su libro La sexualidad atrapada de la señorita maestra plantea que la capacidad de prestar atención está relacionada con la capacidad de interesarse en el otro, en lo otro y, por lo tanto, en los objetos externos que se irán transformando en objetos de conocimiento.
Dice que a partir del juego, los niños hacen una experiencia que permite tomar la realidad de los objetos y transformarla y que la atención y el pensamiento nacen a partir de los intentos de resolver esos desafíos. Plantea que pensar es producir algo nuevo, es crear a partir de lo que otro les da. Al pensar, ponen en juego el deseo y la posibilidad de transformar al mundo y de transformarse a si mismos.


¿Qué les puede estar pasando?

Que un hijo se lleve materias, no estudie o repita puede generar en los padres enojo, preocupación, inquietud sobre el futuro, etc. Los adolescentes encuentran diferentes formas de expresar lo que les pasa, a veces lo hacen a través de síntomas, que pueden manifestarse como problemas en la escuela. Segun Alicia Fernandez, un adolescente puede estar desatento en el secundario porque siente al mundo amenazante, porque sufre de abuso, porque está deprimido, porque no le interesa lo que le enseñan, porque lo que le enseñan es poco atractivo , porque está angustiado, etc. En su libro Poner en juego el saber la autora plantea que a veces aparecen montos importantes de angustia que pueden inhibir o perturbar el deseo de aprender. Se llena el espacio del deseo de aprender con angustia desplazada de otro lado.
 

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