martes, 15 de mayo de 2012

Ha partido CALOI... un genio argentino.

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El dibujante -creador de Clemente y otros tantos personajes entrañables-falleció ayer, a los 63 años, luego de haber peleado varios meses contra el cáncer. La noticia de su muerte enlutó al país y a la Región, porque fue vecino de José Mármol y Adrogué. Allí, un Clemente inmortalizado lo recuerda y lo honra. Un Adiós que duele.


Clemente sonríe, con postura desparpajada, en Diagonal Brown y Mitre, corazón de Adrogué. Su gesto, inmovilizado por la tiranía del concreto, no refleja tristeza. La criatura que por tantos años hizo reír y pensar a los argentinos y que trascendió con su insolencia las conjeturas sobre su forma -¿quién no se preguntó alguna vez qué es?- parece no haberse enterado de la congoja que invade al país entero por la muerte de su creador, Carlos Loiseau, “Caloi”, que además de ser grandioso y ser un poco de todos, fue particularmente de la región, vecino de José Mármol por muchos años y una de la personalidades más ilustres que parieron estas tierras del sur.

Clemente, cruzado de piernas y amante de las aceitunas, fanático del fútbol y compañero entrañable de Bartolo, simula no haberse enterado que el hombre que le dio forma y vida dejó de existir en la madrugada de ayer -tras una larga enfermedad que supo mantener en la reserva- en el Instituto del Diagnóstico, desde donde salió la triste noticia en la mañana.

Una trayectoria brillante

Caloi tenía 63 años y tuvo el don de haber podido plasmar a través de más de 10 mil tiras la identidad del ser nacional.

Su trayectoria fue vasta y rica. Además de dibujante, fue conductor y creador del programa televisivo "Caloi en su tinta", un ciclo dedicado a la divulgación de cortometrajes artísticos de animación e historietas, donde demostró que la televisión podía ser también una herramienta para educar.

La semana última estrenó "Anima Buenos Aires", un trabajo soñado durante años por él y su compañera María Verónica Ramírez, que asumió la producción ejecutiva y la dirección de esta película colectiva de animación junto a Carlos Nine, Pablo y Florencia Faivre, Pablo Rodríguez Jáuregui, Mario Rulloni y Juan Pablo Zaramella.

Fue declarado en 2004 personalidad destacada de la cultura y "Clemente"-creado en 1973- fue nombrado "patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires".

En 2009, el dibujante fue honrado como ciudadano ilustre de Buenos Aires por ser considerado "una figura que traspasó el humor gráfico convirtiéndose en un símbolo de los argentinos, a través de su sagaz y atrevido Clemente".

Clemente nació cuando finalizaba la dictadura militar de Lanusse y volvía Perón. Caloi quiso "hacer una tira suelta, libre, fresca y con mucho absurdo", que empezó llamándose Bartolo, ése era el protagonista principal que a poco de andar quedó antiguo (andaba en tranvía) así que Clemente tomó la posta.

"El golpe de 1976 fue decisivo -contó en su momento-; quebró la Argentina y condicionó la tira: como la censura era grande tuve que desarrollar la vida interior de la historieta ya que no había posibilidad de abordar temas políticos, y así fueron surgiendo el Negro de Camerún, la Mulatona, Mimí o Jacinto", contó.

Cuando Argentina organizaba el Mundial de Fútbol, Clemente ganó la famosa "guerra de los papelitos" a Muñoz, el relator radial oficialista que se oponía a esta costumbre, y desde entonces tuvo un lugar como prototípico hincha argentino.

En plena veda democrática, Clemente organizó la primera "elección libre" para bautizar a la Mulatita, y después siguieron sus comentarios respecto de Martínez de Hoz, el FMI, Malvinas, el fútbol siempre, el Clementosaurio, la vuelta a la democracia, Alfonsín, la hiperinflación, Menem, las privatizaciones, de la Rúa, Cavallo, las cacerolas, y así hasta hoy.

"Caloi en su tinta" se emitió por 10 años, desde 1990 en la pantalla estatal, pasó un tiempo por un canal de cable y regresó al 7 en 2005.

El programa incluía efectos especiales que vinculaba los filmes con otras disciplinas como la pintura, la foto, la escultura y el diseño gráfico y logró que no hubiera ningún tipo de corte en la media hora que duraba el programa, ordenado por tema o por el tratamiento plástico de las películas.

Operas animadas como "Rigoletto", de Giuseppe Verdi, "La flauta mágica", de Mozart o "Turandot", de Puccini llegaron a todo el país interpretadas por dibujos y muñecos animados; así como "Wallace & Gromitt" o cine de animación local y regional realizados por grandes creadores a los que los medios de comunicación masiva no les prestaban atención.

"Un pibe de Rosario un día me esperó con su VHS bajo el brazo y resultó ser Pablo Rodríguez Jáuregui, uno de los realizadores jóvenes más importantes de su generación", aseguró en su momento sobre quien años más tarde sería uno de los animadores de su más reciente producción cinematográfica.

Laura Vázquez, investigadora del Conicet y autora del libro “El oficio de la viñetas” resaltó la constancia de Caloi “con una fuerte coherencia más allá de las circunstancias personales".

"No necesito transformar su estilo -agregó- fue fiel a sí mismo durante toda su carrera, ni tampoco cambió su manera de dibujar o de pensar por una directiva editorial, siempre dibujó lo mismo, en el mejor sentido de la palabra”, consideró.

Orgullo local

Si bien nació en Salta, Caloi pisó y se quedó a vivir en estas tierras cuando era muy joven. Fue vecino de José Mármol y luego de Adrogué, que en noviembre de 2006 le rindió su homenaje, inmortalizando a Clemente en el monumento de Diagonal Brown y Mitre, en pleno corazón de la ciudad de las diagonales.

Ese día, tras ser recibido por una lluvia de papelitos –fiel al estilo de Clemente- el dibujante consideró que el monumento era “el regreso del hijo pródigo”.

Celebraron junto a él en esa oportunidad sus compañeros del secundario, sus amigos y sus rivales del club de básquet donde jugaba. Una fiesta bien de barrio.

“Voy avisando que el monumento no es comerciable, Rusquellas no lo hizo de bronce, así no se lo afanan. El partido de Almirante Brown está diseñado por la armada y se puede ver en la disposición de las plazas y en calles las evocaciones de esa gesta independentista del almirante. Tal vez un personaje acorde debería haber sido Popeye pero lo que desequilibró a las autoridades es que la novia del marinero era una flaca y al lado de la mulatona no podía competir”, bromeó ante el aplauso cerrado de vecinos y autoridades comunales de aquellos años.

“Encontraron un buen lugar para colocar al monumento porque ya que está en una zona rodeada de boliches, espero que sirva de orientación para aquel que haya tomado una copita de más y no sepa cómo volver a casa. Fuera de cualquier broma que se pueda hacer al respecto me siento feliz de que aquel garabato que hice de chiquito hoy vuelva a estar en su lugar de pertenencia y entre amigos”, había dicho Caloi ese día.

A poco menos de seis años de esa jornada que hoy se vuelve histórica, Clemente -fanático de River y eterno enamorado de la “Mulatona”, padre de Jacinto y agudo analista de la actualidad- sigue sonriendo. La tarde cae sobre Adrogué y un país entero lamenta la muerte de quien lo imaginó y le imprimió la magia suficiente como para hacerlo tan nuestro como el Tango, Maradona o el dulce de leche.

“No publiquen a Clemente llorando, porque el Negro siempre fue un original”, pidió un anónimo amigo de Caloi a pocas horas de haberse conocido la noticia de su muerte.

Tal vez por eso Clemente sonríe en Adrogué. Por eso, o porque sabe que quien se metió en el corazón de un pueblo no puede ser alcanzado jamás por el olvido, ni por el cruel anonimato de la muerte.




















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