Las pistas que te adviertan que tu hijo necesita una siesta después de comer, seràn cansancio e irritaciòn durante la tarde, que luego repercutiràn en falta de apetito durante la cena. Que no quiera, tomar una siesta, no significa que no lo necesite, ya que el sueño diurno es tan importante como el nocturno.
Los especialistas recomiendan que la siesta se mantenga hasta los 4 años y, si es posible, más. De hecho, alrededor de los tres años, y en muchos casos debido a su incorporación al colegio, los niños dejan de hacer la siesta después de comer. Esto puede repercutir de forma negativa en su descanso nocturno, debido a que los niños llegan cansados y con más sueño a casa, seguro se dormiràn, y "sin quererlo" entraràn en un sueño profundo, que puede aumentar los episodios de sonambulismo y los terrores nocturnos. Si tu hijo es uno de estos escolares, lo mejor para èl, serà que te organices para que tome la cena, luego de un agradable baño y se acueste un poco antes por las noches.
Recuerda que es importante, con los niños, mantener una rutina.
Recuerda que es importante, con los niños, mantener una rutina.
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